La mirada inquieta
Juan José Mesa Madero protagoniza en los últimos años lo que puede considerarse sin reservas como una verdadera epopeya de la creación artística. A partir de una intensa inquietud existencial, el pintor percibe la realidad que le rodea como un medio excepcional para expresar sentimientos y anhelos que van más allá de la mera realidad cotidiana y que subliman lo visible hasta hacer del paisaje urbano y de la Naturaleza un verdadero escenario poético, capaz de elevar al ser humano por encima de sus limitaciones, un hermoso escenario de color convertido por unos momentos, más allá del tiempo y del espacio, más allá de lo puramente visible, en un instante de eternidad apresada, en expresión de lo inexpresable, de lo intangible, en suma, de la belleza.
Desde el paisaje a la figura, desde la acuarela al óleo, Mesa Madero realiza desde 1972 un riguroso ejercicio técnico-práctico que no otorga concesión alguna a corrientes ni grupos, a determinismos estilísticos a dictados de cualquier orden posible. Sólo la propia ilusión, la intensa pasión creadora, el incontenible impulso de pintar dominan felizmente un discurso formal que parte de la realidad para adentrarse en el duro camino de la libertad creadora, que sólo obedece a los impulsos del corazón. La honradez fundamental que impregna estos cuadros de un aire imperecedero, es la que lleva a Juan José a explorar sin descanso en los múltiples recursos técnicos que son sin duda vía ineludible del lenguaje pictórico.
Granada, el retorno rural o urbano, los seres y la atmósfera circulante, se convierten para este joven artista autodidacta, granadino entrañable y ya de todos conocido, en símbolo y bandera de un sentimiento universal que recorre los caminos míticos y la expresión humana para configurar nuevos espacios simbólicos, nuevas expresiones y miradas que surgen a través del notable dominio del dibujo, de la composición y del colorido, como gratificante manifiesto de coherencia y autenticidad creadora, que trascienden la continua evolución de concepto y de forma , que evidencian la permanente búsqueda de nuevos caminos, para un color que se hacer grito y caricia, nostalgia y presentimiento, permanente vibración cromática y luz misteriosa que se renueva permanentemente en una constante voluntad de superación que sin duda ya está consiguiendo sus mejores frutos.
Eva V Galán.
Critica de Arte.